La ciencia cubana y todo su incentivo en el enfrentamiento a la COVID-19

07/05/2020 18:34

Cada día se suman nuevos casos a la larga lista de personas que en el mundo resultan positivas al SARS CoV-2, un virus que no entiende de raza, estatus o poder, y que nos pone a todos en la misma balanza de igualdad frente a la posibilidad del contagio.

Ante tal escenario, la comunidad científica cubana ha volcado todos sus esfuerzos en la búsqueda de protocolos y tratamientos médicos, que ayuden a combatir esta pandemia global. A salvar vidas. Una de las instituciones que apuesta todo su conocimiento en este empeño es el Centro de Inmunología Molecular (CIM).

Según explicó su director general, Eduardo Ojito Magaz, –durante la comparecencia en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda–  este centro se involucró desde el comienzo en el enfrentamiento a la enfermedad, incluso antes de que se reportaran los primeros casos confirmados en Cuba.

Dicho actuar, añadió, fue posible a partir de la experiencia de la institución y su devenir en los campos de la innovación y la producción de medicamentos, desde que se fundó en 1994.

«El primer producto del CIM, que salió como candidato para ser utilizado por el personal de salud cubano para enfrentar la

COVID-19 fue el anticuerpo monoclonal Anti-CD6 o Itolizumab que, originalmente, se ha empleado para tratar el Linfoma Cutáneo de células T y la Leucemia Linfocítica Crónica».

Pero es en la comprensión de los productos y los pacientes, así como en la investigación de los científicos, que se le buscan otros nichos a este fármaco, y permite que se emplee hoy también en el tratamiento de la psoriasis y la artritis, así como en la COVID-19, precisó.

Según el experto, el segundo producto del CIM que forma parte de los protocolos cubanos para el tratamiento del paciente grave con el virus SARS-Cov-2 es la Eritropoyetina humana recombinante, que se utiliza desde hace 20 años en el sistema de salud cubano, por sus amplios beneficios en el paciente nefrológico, como cardioprotector y citoprotector.

La ventaja de estos productos –señaló– es que cuentan con grandes capacidades de producción y sistemas de gestión de calidad, además de ser fiables y seguros.

Ojito Magaz se refirió a otro de los productos desarrollados por el CIM desde hace dos décadas y que actualmente se emplea en el tratamiento de los casos graves con la COVID-19. Se trata del Leukocin, usado en la terapia de pacientes sometidos a quimioterapia.

De estos productos, señaló Ojito Magaz, tenemos capacidades suficientes para suministrar al sistema de salud. «Además, forman parte de la cartera de exportación del grupo empresarial BioCubaFarma, con lo cual se asegura una soberanía en el tratamiento de los pacientes graves con la COVID-19 y, al mismo tiempo, favorece la capacidad exportadora que el país hoy más que nunca necesita».

Tener una industria biotecnológica de alto nivel, que solo se encuentra en países desarrollados, nos ha permitido enfrentarnos con mejores condiciones a esta pandemia, afirmó.

Nuestra institución «es una esperanza de salud para el paciente cubano y para muchos en el mundo. Una esperanza de vida para el enfermo de la COVID-19. Es la idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, cuya visión de salud, gestión e industria, nos ha permitido enfrentar esta pandemia del modo en que lo estamos haciendo», valoró.

Aunque esta institución se enfoca en la actualidad en esta pandemia, no abandona su misión enfocada en el tratamiento del paciente oncológico y las enfermedades crónicas no transmisibles, explicó el director general del CIM.

Indicó que uno de nuestros productos es la vacuna CIMAVax-EGF para el cáncer de pulmón, «que consolida un concepto: La grandeza y el atractivo del producto es su simplicidad, esencia que sorprende a los científicos del mundo», precisó el científico.

El CIM, que continúa trabajando en la lucha contra el cáncer, desarrolló durante varios años la biología seca, mediante la cual son diseñadas nuevas moléculas que no existen en la naturaleza para combatir estas enfermedades. «En este sentido destacan productos del centro para tratar pacientes con tumores sólidos», añadió Ojito Magaz.

«Esta pandemia ha venido a madurar un sistema de salud con una industria consolidada, la cual nos permite enfrentar cualquier reto», aseguró.

Al referirse al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba y la manera en que la ciencia demuestra que convivir es posible, el director se refirió sobre los intercambios que ocurren a diario con científicos norteamericanos, «lo cual valida cada día la calidad de la ciencia cubana», afirmó.

LA MOLÉCULA ANTI-CD6 Y SUS ALENTADORES RESULTADOS

Según Tania Crombet Ramos, directora de Investigaciones Clínicas del CIM, este centro desarrolla actualmente protocolos de investigación con tres productos propios, de los cuales el más importante es la molécula Anti-CD6, un marcador de activación de linfocitos T.

Sabemos que en la enfermedad causada por el nuevo coronavirus hay varias fases pero, en su última etapa, prevalece la inflamación sistémica, que es lo que hace daño al paciente, apuntó.

El valor de esta molécula, desarrollada originalmente para leucemias y linfomas, radica precisamente en que tiene un rol en el control de la inflamación a gran escala, y es por ello que se emplea desde hace años en la psoriasis severa y la artritis reumatoide, agregó.

«Incluso, fuera de Cuba, se está usando en ensayos clínicos en Estados Unidos para tratar asma severa, nefritis lúpicas y en la prevención del rechazo de trasplante».

Con esta evidencia, dijo, el Comité Científico del CIM, de conjunto con el Minsap y BioCubaFarma, propusieron el inicio de un protocolo de acceso expandido con dicha molécula –pensando que podría tener un rol en la etapa final de la enfermedad– y, desde el 27 de marzo, se usa en el tratamiento a los pacientes positivos al virus y en la actualidad ya se contabilizan personas tratadas en 10 hospitales de 9 provincias del país. «Esto nos permite tener un alto nivel de evidencia del desempeño del producto en esta etapa de la enfermedad», informó.

Los datos preliminares son muy alentadores, pues de 77 pacientes se reporta una proporción bastante alta que ha egresado de las terapias intensivas y los hospitales, comentó.

Por otra parte, –aseguró la Directora de Investigaciones Clínicas del Centro de Inmunología Molecular– la Eritropoyetina es uno de los fármacos desarrollados por el CIM, que también se utiliza para combatir la COVID-19, y que acumula una larga experiencia para el tratamiento de la anemia por insuficiencia renal en el paciente en hemodiálisis.

El motivo de emplear este medicamento, explicó, va en función de mejorar el transporte de oxígeno o la hipoxia del paciente, ya que el mismo favorece la oxigenación y tiene un rol en la protección de los órganos que se pueden dañar como consecuencia de la isquemia.

«De conjunto con el Instituto de Hematología e Inmunología, trabajamos igualmente en un tercer protocolo de investigación: el Factor Estimulante de Colonias Granulocíticas». Se trata de un fármaco usado habitualmente en pacientes con leucopenia, y para expandir las células madres en los trasplantes de médula ósea, expresó.

Al decir de la investigadora, poder revertir la fibrosis pulmonar y regenerar el tejido dañado es uno de los principales objetivos de este proyecto.

Fonte: Granma
https://www.granma.cu/cuba-covid-19/2020-05-06/la-ciencia-cubana-y-todo-su-incentivo-en-el-enfrentamiento-a-la-covid-19-06-05-2020-22-05-52